Europa vuelve a levantar barreras. Tras el anuncio de Países Bajos de endurecer los controles fronterizos en la zona Schengen para combatir los flujos migratorios irregulares, el número de países con controles en las fronteras interiores de la Unión Europea se eleva a ocho. Los Países Bajos se unen a Austria, Alemania, Francia, Suecia, Eslovenia, Dinamarca y Noruega; este último, país no comunitario pero que forma parte del Schengen, en lo que parece ser la crisis más grave del espacio de libre circulación desde su creación.
Las motivaciones oscilan entre la seguridad y la inmigración
Países Bajos señala el excesivo flujo de inmigrantes irregulares, mientras que Noruega acaba de prorrogar los controles hasta diciembre de 2024 alegando el riesgo de ataques terroristas, con especial atención a la protección de objetivos judíos e israelíes. Los controles neerlandeses se activarán en las fronteras con Alemania y Bélgica. «La policía fronteriza empezará a realizar controles adicionales», declaró la ministra de Migración y Asilo, Marjolein Faber, en una nota dirigida a la Comisión Europea. De acuerdo con el periódico italiano Il Corriere della Sera, se promete un impacto mínimo sobre las mercancías y los viajeros transfronterizos.
Desde Bruselas llegó la respuesta inmediata. Según informa el medio Today, la portavoz de la Comisión Europea, Anitta Hipper, recordó que la implementación de controles en las fronteras interiores del espacio Schengen debe adoptarse de forma «excepcional» y estar «estrictamente limitada en el tiempo». La decisión llega en un momento particular para el espacio Schengen; mientras estos países restringen los accesos, Rumanía y Bulgaria acaban de hacer su entrada, aunque por ahora limitada a las fronteras aéreas y marítimas a partir del 31 de marzo de 2024, tal y como establece la decisión del Consejo del 30 de diciembre de 2023.
¿Qué es el espacio Schengen?
Lo que hoy se cuestiona es uno de los principales logros del proyecto europeo. El espacio Schengen se creó en 1985 como un acuerdo entre cinco países: Francia, Alemania, Bélgica, Países Bajos y Luxemburgo. El acuerdo toma su nombre del pequeño pueblo luxemburgués donde se firmó el acuerdo y el posterior convenio. Un espacio que hoy abarca más de 4 millones de kilómetros cuadrados y engloba a una población de casi 420 millones de personas en 29 países: 25 Estados miembros de la UE; Irlanda y Chipre quedan fuera, y los cuatro miembros de la Asociación Europea de Libre Comercio: Islandia, Liechtenstein, Noruega y Suiza.
Cada día, 3.5 millones de personas cruzan las fronteras interiores del espacio Schengen para ir a trabajar, estudiar o visitar a sus seres queridos. Casi 1.7 millones de ciudadanos residen en un país distinto de aquel en el que trabajan, desplazándose libremente gracias a la ausencia de controles fronterizos. Esta densa red de desplazamientos genera más de 1,250 millones de viajes al año, una cifra que demuestra lo importante que es para millones de europeos poder vivir, trabajar y viajar libremente en este espacio común.
El Consejo Europeo explica que para gestionar con eficacia y seguridad este enorme flujo de personas, los países miembros se apoyan en el Sistema de Información de Schengen (SIS, por sus siglas en inglés), un gran archivo digital compartido por las fuerzas policiales. Esta base de datos contiene hasta 86.5 millones de descripciones de personas desaparecidas, objetos robados y otra información relevante para la seguridad. Las autoridades la consultan hasta 35 millones de veces al día, una cálculo impresionante que denota lo crucial que es para garantizar la protección de los ciudadanos y luchar contra la delincuencia más allá de las fronteras nacionales. En el futuro, el SIS se completará con nuevas herramientas tecnológicas para monitorear aún mejor quién entra y sale del espacio Schengen, como el Sistema de Entradas y Salidas (SES, por sus siglas en inglés), que registrará información sobre viajeros no europeos, y el Sistema Europeo de Información y Autorización de Viajes (ETIAS, por sus siglas en inglés), una especie de visa electrónica para visitantes de terceros países exentos del acuerdo.
Las razones de la crisis
Los países que suspendieron el Acuerdo de Schengen lo hicieron principalmente por la inmigración irregular. Holanda quiere reducir el número de entradas no autorizadas limitando la posibilidad de que los solicitantes de asilo se reúnan con sus familiares, acortando la duración de los visados temporales y repatriando a los inmigrantes procedentes de zonas de Siria que considera seguras. Alemania también expresó temores similares sobre los flujos migratorios, y decidió robustecer los controles fronterizos después de que el partido de extrema derecha ‘Alternative für Deutschland’ obtuviera un importante éxito en las elecciones regionales de Sajonia y Turingia.
Para hacer frente a estas situaciones, el Consejo de la UE aprobó en mayo de 2024 una reforma del código fronterizo de Schengen. Según las nuevas normas, los controles en las fronteras interiores solo podrán aplicarse como un «último recurso» y en situaciones verdaderamente excepcionales, sujetas al principio de proporcionalidad. A pesar de estos cierres temporales, el espacio Schengen se encuentra paradójicamente en fase de expansión: desde marzo de 2024, Rumanía y Bulgaria se adhirieron al acuerdo en lo que respecta a las fronteras aéreas y marítimas. Si Austria decide retirar su veto, es posible que pronto se incorporen por completo. La reunión decisiva está prevista para el 22 de noviembre en Hungría. Se espera que para Semana Santa de 2025, los ciudadanos rumanos puedan circular libremente por toda la Unión Europea.
Artículo originalmente publicado en WIRED Italia. Adaptado por Alondra Flores.